Por: Francisco Tijerina Elguezábal
La fotografía de dos empleados de “La Costeña”, uno con los pantalones abajo frente a una banda que transporta chiles y supuestamente orinando sobre ellos, es una muestra clarísima del exceso de confianza y desconocimiento de muchas empresas en México sobre los alcances de una crisis y su debido manejo.
Además del enorme daño reputacional a su marca, que afectará la totalidad de sus productos no solamente a los chiles, “La Costeña” enfrenta una investigación de la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado de México (Coprisem) que aseguró más de 44 toneladas de chiles, tomó muestras de producto y agua de su planta y podría imponerles una sanción que ronda el millón de pesos. Rafael Celorio, el director de “La Costeña” ha hecho, sólo o con sus asesores, toda la defensa al revés.
La fotografía de dos empleados de “La Costeña”, uno con los pantalones abajo frente a una banda que transporta chiles y supuestamente orinando sobre ellos, es una muestra clarísima del exceso de confianza y desconocimiento de muchas empresas en México sobre los alcances de una crisis y su debido manejo.
Además del enorme daño reputacional a su marca, que afectará la totalidad de sus productos no solamente a los chiles, “La Costeña” enfrenta una investigación de la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado de México (Coprisem) que aseguró más de 44 toneladas de chiles, tomó muestras de producto y agua de su planta y podría imponerles una sanción que ronda el millón de pesos. Rafael Celorio, el director de “La Costeña” ha hecho, sólo o con sus asesores, toda la defensa al revés.